viernes, 27 de marzo de 2020

La Batalla de Karánsebes

La Batalla de Karánsebes, fue un incidente que tuvo lugar durante la Guerra Austro-turca (1787-1791), guerra que enfrentó al Imperio Austriaco contra el Imperio Otomano.

La guerra se inició debido a que el emperador del Sacro Imperio Romano Germánico José II de Habsburgo firmó una alianza con el Imperio ruso de la zarina Catalina II “la Grande” con el fin de repeler las ofensivas del Imperio Otomano.


Bandera del Imperio Austriaco
Bandera del Imperio Austriaco

Bandera del Imperio Otomano
Bandera del Imperio Otomano

La batalla de Karánsebes está considerada como una de las batallas más absurdas de la historia ya que se enfrentaron diferentes unidades del ejército austriaco que creían estar luchando contra tropas del Imperio otomano, esto se debió a que la mayoría de las tropas austriacas estaban conformadas por hombres de los pueblos sometidos (italianos, serbios, croatas, húngaros, rumanos) y pocos de ellos hablaban alemán, por lo que prácticamente no se entendían entre sí.

La fecha en la que ocurrió esta batalla varía entre el 17 de septiembre de 1788 y el 21 de septiembre de 1788 y se desarrolló en una ciudad fronteriza situada en la actual Rumanía, a la que se dirigió un contingente austriaco de unos 100,000 hombres, liderados por el propio emperador José II.

Los primeros en llegar fueron una vanguardia de húsares, unidades de caballería ligera originadas en Hungría, con la misión de explorar y limpiar el territorio de posibles enemigos, pero no encontraron a ningún turco. Después de esto, la moral del ejército fue decayendo, debido a que las arcas estaban vacías, no tenían comida y la malaria y la disentería habían acabado con miles de hombres, por lo que la indecisión del emperador hizo aflorar la inactividad, haciendo que los aguerridos soldados se pasaran la mayor parte del día jugando a las cartas, peleándose unos con otros y bebiendo los barriles de licor que habían comprado a un grupo de gitanos.


Ilustración de un grupo de húsares a caballo
Ilustración de un grupo de húsares a caballo

Al no regresar la unidad de caballería húngara, los oficiales decidieron enviar una de infantería para averiguar qué había ocurrido. Cuando llegaron, encontraron a los húsares borrachos, aunque lejos de indignarse buscaron unirse a ellos, solicitando su parte correspondiente del alijo, pero estos se negaron a compartir su licor y utilizando las carretas de los gitanos formaron una barricada, con el fin de impedir que sus compañeros llegaran a los barriles, iniciando una disputa que culminó con un disparo al aire, que detonó la desgracia posterior.

Los rumanos creyeron que el disparo lo había realizado un francotirador turco, por lo que comenzaron a gritar “¡Turcii!¡Turcii!” (“¡Los Turcos!”) mientras corrían a encerrarse en sus casas. Los húsares salieron corriendo en sus cabalgaduras hacia el otro lado del río, donde se encontraba el resto del ejército, y los infantes se desbandaron. En un burdo intento por imponer orden los oficiales vociferaron “¡Halt!” (“¡Alto!”), pero dado que pocos de los soldados entendían el alemán, creyeron oír “¡Alá!”, grito de guerra de los otomanos, por lo que el caos se multiplicó.


Soldados del ejército austriaco
Soldados del ejército austriaco

El resto del ejército ya se había despertado, alertado por los disparos, por lo que pensaron que los turcos habían llegado. Por esta razón, enviaron una nueva unidad de caballería y, creyendo el oficial de esta que los húsares y la infantería eran una carga turca, ordenó atacarles. Desde otro lugar del campamento austriaco la artillería confundió la carga de caballería también con una enemiga, por lo que dispararon y bombardearon a los jinetes de su propio bando. El desorden y la locura prosiguió durante las horas siguientes.

Pintura de la Batalla de Karánsebes
Pintura de la Batalla de Karánsebes

El propio emperador José II, se despertó anonadado por los ruidos de destrucción y muerte. A duras penas consiguió subir a su caballo y emprender la huida, aunque durante esta el caballo se espantó y el emperador acabó en un riachuelo. Consiguió escapar en otro caballo, ayudado por su guardia personal, aunque la vergüenza nunca le abandonaría, de hecho, en una carta dirigida a su hermano el archiduque Fernando después de la batalla explicaba: “No sé cómo continuar”, “He perdido el sueño y paso la noche envuelto en oscuros pensamientos”.

Emperador José II de Habsburgo
Emperador José II de Habsburgo

Tras este caos, dos días más tarde, el ejército turco se presentó en la ciudad, con el objetivo de la toma de la plaza, en la que halló unos 10.000 cadáveres de soldados austriacos. A pesar de los daños irreparables que sufrió el ejército austriaco, tanto físicos como morales, al haber sufrido una de las carnicerías más absurdas de la historia, liderados por el mariscal Ernst Gideon von Laudon recuperaron el Danubio de manos de los otomanos.

Ernst Gideon von Laudon a caballo
Ernst Gideon von Laudon a caballo

La llamada Batalla de Karánsebes se conoce como la mayor derrota auto-infligida de la historia. El emperador moriría un par de años después y debido a la profunda vergüenza por estos sucesos, mandó poner en su epitafio: “Aquí yace José II, que fracasó en todo lo que emprendió”.


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