El Santísima Trinidad fue un navío de línea español de primera clase construido en 1769 en los astilleros de La Habana (Cuba). Apodado "El Escorial de los mares", fue diseñado con el objetivo de devolver y garantizar la hegemonía de la Armada española en los océanos, hegemonía que se veía amenazada por británicos, franceses y holandeses, además de por la piratería, que anhelaban el tránsito de las rutas comerciales de América a Europa.
Su construcción se inició en 1767, y para ella se utilizaron maderas preciosas como la caoba, procedentes de los bosques de la Florida española, que dotaban al coloso de gran solidez y robustez. El buque se diseñó inicialmente para albergar 120 cañones y 950 hombres, distribuidos en tres cubiertas, pese a que con futuras remodelaciones aumentaron hasta 140 las piezas de artillería y 1200 hombres, entre marineros y soldados, distribuidos en cuatro cubiertas.
Plano del Santísima Trinidad |
Planos del Santísima Trinidad antes de ser convertido a 4 puentes |
Fue botado finalmente en octubre de 1769, zarpando del puerto de La Habana el 19 de febrero de 1770 en dirección al puerto de Ferrol. Durante esta primera travesía mostró serios defectos de diseño, con un balance excesivo que le impedía utilizar su batería principal, además de la lentitud de su navegación, debido a su gran tamaño.
Para solventar estos defectos se le sometió a unas primeras reformas sin grandes resultados, por lo que en 1778 entró en dique seco en los astilleros del Arsenal de Ferrol, donde se sometió al buque a una gran remodelación, enfocada a mejorar su navegabilidad y dotar al navío de mayor potencia de fuego, siendo aumentado su número de cañones de 120 a 140, distribuidas en cuatro cubiertas, siendo de los pocos navíos de este tipo que se construyeron.
El Santísima Trinidad navegando con mal tiempo |
Estas reparaciones fueron lentas y muy caras, encontrándose serios defectos de construcción, teniéndose que bajar el centro de gravedad y el nivel de las diferentes cubiertas. Cuando el buque volvió a la mar tras realizarse las reformas, se confirmó que seguía presentando problemas de navegabilidad y estabilidad.
Su primera intervención en un conflicto bélico fue en la Guerra de la Independencia de los Estados Unidos, en la que España apoyó, junto con Francia, a los rebeldes americanos, en un intento de reducir el poder de Inglaterra. El Escorial de los mares participó en las operaciones de la flota combinada hispano-francesa en el Canal de la Mancha, intentando desembarcar en Inglaterra un contingente de 40.000 soldados. Pese a rehusar el combate la escuadra inglesa, las tormentas y las enfermedades hicieron que este plan fracasara.
El Santísima Trinidad navegando en solitario |
El Santísima Trinidad navegando junto con la escuadra española |
En 1780 participó en la captura en el Océano Atlántico de un doble convoy inglés de 55 buques que transportaba tropas y armas para prestar apoyo en las guerras coloniales británicas en ultramar. En 1782 participó junto a la escuadra combinada en la Batalla del Cabo Espartel, fracasando en su intento de interrumpir la ruta de suministros británica a Gibraltar.
En 1797, tomó parte en la Batalla del Cabo San Vicente, en la que fue desarbolado y terminó rindiéndose, salvándose de ser capturado por las fuerzas británicas gracias a la intervención del navío Infante Don Pelayo, que acudió en auxilio del Santísima Trinidad, llegando incluso a amenazar con atacarle si no volvía a izar el pabellón español, interponiéndose en la línea de fuego enemiga, dando tiempo a que los demás navíos españoles acudieran en su ayuda.
Finalmente, en 1805 participó en la Batalla de Trafalgar, en la que la escuadra combinada franco-española combatió contra la escuadra británica comandada por el vicealmirante Horatio Nelson. El Santísima Trinidad, con una tripulación inexperta en combate, se llegó a enfrentar a tres navíos enemigos al mismo tiempo. Tras dos horas y media de combate y, pese a estar destrozado, seguía ofreciendo oposición a los buques ingleses, hasta que, desarbolado y sin tripulación suficiente para presentar batalla, se rindió al navío británico Prince.
El Infante Don Pelayo acude en ayuda del Santísima Trinidad en la Batalla del Cabo San Vicente |
El Santísima Trinidad en Trafalgar |
Una vez rendido, los ingleses trataron por todos los medios de reparar los graves daños que presentaba el barco y remolcarlo al puerto de Gibraltar como su más preciado trofeo, pero resultaba imposible detener la gran cantidad de agua que entraba. El coloso español terminó hundiéndose habiendo sufrido más de 300 bajas, a tres millas de la costa, simbolizando el el final de poderío español en los mares.
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