El Real
Alcázar de Madrid fue un palacio real de la Monarquía Hispánica que fue
devorado por un incendio en diciembre de 1734. Se ubicaba en el solar en el que
actualmente se erige el Palacio Real de Madrid, también conocido como Palacio
de Oriente.
Representación del Alcázar de Madrid |
El Alcázar
tiene un origen muy antiguo, datándose su construcción de la época de la
Hispania musulmana. Fue inicialmente construido como una fortaleza musulmana en
el siglo IX, siendo el núcleo de la ciudadela islámica de Mayrit. Gracias a su
enclave, de gran valor estratégico, localizado en un terreno escarpado,
dominaba el cauce del Manzanares, resultando clave en la defensa de Toledo,
núcleo importante de al-Ándalus, ante las frecuentes incursiones cristianas.
Tras la
conquista del Madrid islámico el viejo castillo fue objeto de sucesivas
ampliaciones con el paso del tiempo, integrándose la estructura original dentro
de las ampliaciones. La dinastía de los Trastámara convirtió este edificio en
su residencia temporal, convirtiéndose, a finales del siglo XV, el alcázar de
Madrid en una de las principales fortalezas de Castilla y sede habitual de las
Cortes del Reino.
Imagen del Alcázar y la Casa de Campo |
El palacio
fue reformado por Enrique III que levantó diferentes torres que le otorgaron un
aire más palaciego al edificio, mientras que su hijo, Juan II construyó la
Capilla Real. Enrique IV hizo del Alcázar su residencia habitual y su hija, la
futura Juana “la Beltraneja” nació en dicho palacio. En 1476, durante la Guerra
Civil Castellana, los partidarios de Juana fueron sitiados en el edificio,
sufriendo el palacio graves daños durante este cerco.
En la
Guerra de las Comunidades de Castilla, de 1520 a 1521, el Alcázar sufre graves
daños por lo que Carlos I decide realizar una gran ampliación efectuada en
1537, duplicando el recinto su superficie original.
Cuando se
estableció Madrid como la capital del Imperio Hispánico y sede de la Corte
Hispánica en 1561, Felipe II impulsó la adaptación definitiva del edificio en
residencia palaciega, con la reforma de sus aposentos, así como de otras
estancias, y puso especial empeño en la decoración de las salas, labor
encomendada a artesanos y artistas procedentes de los Países Bajos, Italia y
Francia.
Vista del Alcázar |
El Alcázar en el siglo XVII |
En 1714, se
proclamó monarca de España Felipe V, dando inicio a la dinastía borbónica que,
acostumbrada al lujo del Palacio de Versalles, encontraba austero y primitivo
el Alcázar de Madrid de los Austrias por lo que intentó reformar el interior
con decoraciones suntuosas al gusto francés. Además, el nuevo monarca promovió
la construcción del Palacio de la Granja de San Ildefonso en Segovia, siguiendo
el estilo del Palacio francés, siendo conocido como “El Versalles español”.
Durante el
reinado del primer borbón, en la nochebuena de 1734, estando la Corte en su
residencia del Palacio de El Pardo, se declaró un incendio en el Real Alcázar
de Madrid. El fuego se propagó rápidamente sin poder ser controlado. Duró
cuatro días y fue de tan grande intensidad que algunos objetos de plata
quedaron fundidos por el calor.
Plaza de la armería del Alcázar |
El edificio
fue reducido a escombros, teniendo que ser demolidos los muros que quedaron en
pie, dado su gran deterioro. La gran colección de obras de arte albergadas en
el edificio, junto con las piezas de orfebrería fueron también reducidas a
escombros. En 1738, cuatro años tras el incendio, el monarca español ordenó la
construcción del actual Palacio Real de Madrid, cuyas obras duraron tres
decenios, siendo habitado por primera vez por Carlos III en 1764.
Imagen del Palacio Real de Madrid |
Maqueta del Alcázar de Madrid |
Hay
fuentes que afirman que el incendio y la posterior destrucción del Alcázar fue
programada por Felipe V, nacido en Versalles, al que no le gustaba el Alcázar. Las
sospechas fueron motivadas por el hecho de que la familia real, que celebraba
normalmente la Nochebuena en el Alcázar, se encontrase fuera del mismo cuando se
incendió, además de que se trasladaron, antes del incendio, algunas obras de
arte al Palacio del Buen Retiro.
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