viernes, 8 de mayo de 2020

Alcázar de Madrid

El Real Alcázar de Madrid fue un palacio real de la Monarquía Hispánica que fue devorado por un incendio en diciembre de 1734. Se ubicaba en el solar en el que actualmente se erige el Palacio Real de Madrid, también conocido como Palacio de Oriente.

Representación del Alcázar de Madrid

El Alcázar tiene un origen muy antiguo, datándose su construcción de la época de la Hispania musulmana. Fue inicialmente construido como una fortaleza musulmana en el siglo IX, siendo el núcleo de la ciudadela islámica de Mayrit. Gracias a su enclave, de gran valor estratégico, localizado en un terreno escarpado, dominaba el cauce del Manzanares, resultando clave en la defensa de Toledo, núcleo importante de al-Ándalus, ante las frecuentes incursiones cristianas.

Tras la conquista del Madrid islámico el viejo castillo fue objeto de sucesivas ampliaciones con el paso del tiempo, integrándose la estructura original dentro de las ampliaciones. La dinastía de los Trastámara convirtió este edificio en su residencia temporal, convirtiéndose, a finales del siglo XV, el alcázar de Madrid en una de las principales fortalezas de Castilla y sede habitual de las Cortes del Reino.

Imagen del Alcázar y la Casa de Campo
Imagen del Alcázar y la Casa de Campo

El palacio fue reformado por Enrique III que levantó diferentes torres que le otorgaron un aire más palaciego al edificio, mientras que su hijo, Juan II construyó la Capilla Real. Enrique IV hizo del Alcázar su residencia habitual y su hija, la futura Juana “la Beltraneja” nació en dicho palacio. En 1476, durante la Guerra Civil Castellana, los partidarios de Juana fueron sitiados en el edificio, sufriendo el palacio graves daños durante este cerco.

En la Guerra de las Comunidades de Castilla, de 1520 a 1521, el Alcázar sufre graves daños por lo que Carlos I decide realizar una gran ampliación efectuada en 1537, duplicando el recinto su superficie original.

Cuando se estableció Madrid como la capital del Imperio Hispánico y sede de la Corte Hispánica en 1561, Felipe II impulsó la adaptación definitiva del edificio en residencia palaciega, con la reforma de sus aposentos, así como de otras estancias, y puso especial empeño en la decoración de las salas, labor encomendada a artesanos y artistas procedentes de los Países Bajos, Italia y Francia.

Vista del Alcázar
Vista del Alcázar

El Alcázar en el siglo XVII
El Alcázar en el siglo XVII

En 1714, se proclamó monarca de España Felipe V, dando inicio a la dinastía borbónica que, acostumbrada al lujo del Palacio de Versalles, encontraba austero y primitivo el Alcázar de Madrid de los Austrias por lo que intentó reformar el interior con decoraciones suntuosas al gusto francés. Además, el nuevo monarca promovió la construcción del Palacio de la Granja de San Ildefonso en Segovia, siguiendo el estilo del Palacio francés, siendo conocido como “El Versalles español”.

Durante el reinado del primer borbón, en la nochebuena de 1734, estando la Corte en su residencia del Palacio de El Pardo, se declaró un incendio en el Real Alcázar de Madrid. El fuego se propagó rápidamente sin poder ser controlado. Duró cuatro días y fue de tan grande intensidad que algunos objetos de plata quedaron fundidos por el calor.

Plaza de la armería del Alcázar
Plaza de la armería del Alcázar

El edificio fue reducido a escombros, teniendo que ser demolidos los muros que quedaron en pie, dado su gran deterioro. La gran colección de obras de arte albergadas en el edificio, junto con las piezas de orfebrería fueron también reducidas a escombros. En 1738, cuatro años tras el incendio, el monarca español ordenó la construcción del actual Palacio Real de Madrid, cuyas obras duraron tres decenios, siendo habitado por primera vez por Carlos III en 1764.

Imagen del Palacio Real de Madrid
Imagen del Palacio Real de Madrid

Maqueta del Alcázar de Madrid
Maqueta del Alcázar de Madrid

Hay fuentes que afirman que el incendio y la posterior destrucción del Alcázar fue programada por Felipe V, nacido en Versalles, al que no le gustaba el Alcázar. Las sospechas fueron motivadas por el hecho de que la familia real, que celebraba normalmente la Nochebuena en el Alcázar, se encontrase fuera del mismo cuando se incendió, además de que se trasladaron, antes del incendio, algunas obras de arte al Palacio del Buen Retiro.


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