La Nueve

La Nueve fue, y sigue siendo, el nombre asignado popularmente a la 9ª Compañía de la División Leclerc, perteneciente al ejército de la Francia Libre. Esta compañía destacó por estar formada casi íntegramente por unos 150 republicanos españoles.

Esta compañía jugó un papel fundamental durante el transcurso de la Segunda Guerra Mundial, combatiendo desde el norte de África, hasta participar en la toma del Nido del Águila, refugio del líder Nazi Adolf Hitler, pasando por su participación en la liberación de París.

Ilustración de la liberación de París

Tras la aplastante victoria del Tercer Reich sobre Francia en 1940, en los puertos del África Occidental Francesa se amontonaron miles de refugiados, entre los cuales había muchísimos exiliados republicanos españoles, que habían huido de España tras el triunfo de Franco en la Guerra Civil.

Con el establecimiento de la Francia de Vichy, pese a que no se procedió a deportar masivamente a España a los exiliados republicanos, sí que se les obligó a elegir entre prestar trabajos forzados, enrolarse en la Legión Extranjera Francesa o ser repatriados voluntariamente, siendo la primera de estas opciones la preferida por los veteranos de la Guerra Civil Española.

Los desembarcos aliados en el norte de África a finales de 1942 permitieron a las autoridades de la Francia Libre instaladas en Argelia crear el Corps Franc d'Afrique, cuerpo regular destinado a combatientes no franceses y que estaba formado en gran parte por españoles. Tras esto, los españoles entraron en combate contra los restos del Afrika Korps en Túnez, conquistando en mayo del 43 la ciudad portuaria de Bizerta, la que constituye su última actuación en el frente africano.

Miembros de La Nueve con la semioruga Guadalajara

En agosto de 1943 nació la División Leclerc (2ª División Blindada), en la que se encuadró la 9ª Compañía, conocida como La Nueve. Muchos de los soldados españoles, confiaban que esta fuerza podría ser el núcleo de un renacido ejército republicano español, sin embargo, continuaron sirviendo como tropa extranjera adscrita a la Francia Libre y no como una unidad autónoma de esta. Sin embargo, se les permitió bordar en sus uniformes la bandera tricolor de la Segunda República Española.

En septiembre del 43, tras la formación de la División Leclerc, esta fue transferida a Rabat donde se la dató de armamento procedente de los Estados Unidos. Compusieron La Nueve, el Mort aux Cons, Les Cosaques, Don Quichotte, Cap Serrat, Les Pingoüins, Madrid, Guernica, Resistence, Teruel, España Cañí, Nous Voila, Ebro, Tunisie 43, Brunete, Almirante Buiza, Guadalajara y Santander. En los motorizados manejados por combatientes españoles se permitió pintar la bandera tricolor republicana.

La Nueve se trasladó a Gran Bretaña en los preparativos para el Desembarco de Normandia a mediados de 1944, sin embargo, pese a que sí que participaron algunos españoles dispersos en otras unidades aliadas, La Nueve se quedó en suelo británico hasta un mes después del desembarco. Tras pasar el Canal de la Mancha, la División Leclerc se encuadró en el Tercer Ejército estadounidense.

Miembros de La Nueve con la semioruga Teruel

Los primeros enfrentamientos entre La Nueve y la Wehrmacht se desarrollaron en Rennes, Le Mans, Château-Gontier, y jugaron un papel muy destacable junto a unidades estadounidenses en Alençon. El 12 de agosto los Aliados quedaron sorprendidos ante la experiencia bélica de La Nueve al ser capaces de capturar a 129 prisioneros alemanes en Eccouché.

El 20 de agosto la ciudad de París se sublevó contra el invasor alemán, por lo que Charles de Gaulle insistió para que unidades de la Francia Libre acudieran a liberar la capital francesa ante el temor de los daños que pudiese causar la Wehrmacht. Ante esta situación, De Gaulle ordenó a sus tropas, en concreto a la División Leclerc, aprovechar la revuelta con el fin de tomar París, por lo que La Nueve, unidad de reconocimiento de la División Leclerc, fue la primera unidad aliada en entrar en la urbe.

El primer blindado en llegar a la plaza del ayuntamiento de París fue el Guadalajara, con tripulación exclusivamente extremeña, llegando posteriormente el resto de la dotación conformada por el Madrid, el Jarama, el Ebro, el Teruel, el Guernica, el Belchite, el Brunete y el Don Quijote, junto con un tanque tripulado por 4 franceses el Romilly. A este destacamento lo llamaron, con toda justicia, los liberadores de París.

Desfile de tropas tras la liberación de París

La semioruga Brunete en las calles de París

Al día siguiente a la rendición de la guarnición alemana de París, las tropas aliadas entraron triunfantes en París. La Nueve desfiló hasta la Catedral de Notre Dame y posteriormente escoltaron al general Charles de Gaulle por los Campos Elíseos. Los soldados españoles, desfilaron portando en sus estandartes los colores de la Segunda República Española, siendo ignoradas por el gobierno francés las posteriores protestas del régimen franquista.

Tras la liberación de París, La Nueve abandonó la capital francesa para volver al frente. El mando militar dirigido por Charles de Gaulle reconoció la importancia de La Nueve dentro del Ejército francés, y él en persona repartió las principales condecoraciones en la ciudad de Nancy, siendo entregadas la Medalla Militar y la Croix de Guerre.

Semioruga Santander desfilando tras el general Charles de Gaulle

Finalmente, tras internarse en territorio alemán y soportar el frio invierno, con temperaturas de -22ºC, en mayo de 1945, La Nueve participó en la toma del Nido del Águila, el refugio final de Adolf Hitler en Berchtesgaden.

Tras la guerra, varios veteranos españoles se quedaron en el Ejército francés aunque otros prefirieron desmovilizarse y permanecer como civiles en Francia, por lo que sus triunfos no sirvieron para podr volver a España ni ayudaron a la caida del régimen franquista. Ante esta situación, continuaron como exiliados políticos durante muchos años más. El último de los miembros con vida de La Nueve, Rafael Gómez Nieto, falleció por COVID-19 a finales de marzo de 2020 a los 99 en Estrasburgo (Francia) donde vivía desde 1955. Los méritos de La Nueve fueron ignorados por gran parte de la historiografía francesa, tratando la liberación de París como un evento exclusivamente francés.

Hasta 2004 hubo que esperar para que la ciudad de París le realizase un homenaje adecuado a los españoles de la División Leclerc, para lo que se desveló una placa conmemorativa junto al río Sena. En agosto de 2012, durante la celebración del 68 aniversario de la Liberación de París, una bandera republicana participó en el acto a modo de reconocimiento del papel de La Nueve en la liberación de la ciudad, reconociendo este hecho el Presidente de la República Francesa François Hollande en su discurso. Además, desde marzo de 2015, el jardín del Ayuntamiento de París se llama oficialmente Jardin des Combattants de la Nueve (Jardín de los combatientes de la Nueve).

Placa del Jardin des Combattants de la Nueve

Camino Español

El Camino Español es el nombre con el que se conoce a una ruta terrestre, creada durante el reinado de Felipe II para el suministro de tropas a las guarniciones hispánicas en Flandes durante la Guerra de los Ochenta Años.

Ruta del Camino Español

La ruta se creó como una alternativa a la travesía por mar, dado la peligrosidad de esta última por la enemistad de los territorios Hispánicos con Francia e Inglaterra, a lo que se sumó que la mayor parte de la costa de los Países Bajos cayó en manos de los rebeldes. Así se abrió un corredor desde Milán hasta Bruselas que transcurría por territorios en manos de la corona hispánica o bien de sus aliados.

El camino fue utilizado por primera vez en 1567 por el Gran Duque de Alba que se dirigía a someter la revuelta rebelde en Flandes, y utilizado por última vez por el ejército comandado por Fernando de Austria en 1633.

Retrato del Duque de Alba

La ruta principal comenzaba en el Milanesado, cruzaba los Alpes por el territorio del Ducado de Saboya, pasaba el Franco Condado, Lorena, Luxemburgo y llegaba a Flandes. Tras la alianza de Saboya en 1622 con Francia, se pasó a utilizar otra ruta que, pese a que continuaba partiendo de Milán, atravesaba territorio Suizo hasta el Tirol, desde donde bordeaba el sur de Alemania, cruzaba Alsacia y llegaba a Flandes por Lorena.

Durante los años que se utilizó el Camino Español, 123.000 hombres de los tercios lo cruzaron, logrando una hazaña logística inigualable para su tiempo, además de mantener los territorios flamencos leal a la corona hispánica a pesar de la lejanía geográfica de los territorios imperiales.

Territorio de los Países Bajos Españoles

Tras la toma de la región de Alsacia por parte de Francia en 1638, se cerró definitivamente el Camino Español impidiendo que la corona pudiese enviar suministros a los Países Bajos Españoles.

Batalla del Cabo San Vicente (1797)

La Batalla del Cabo San Vicente fue un combate naval entre las escuadras españolas y británicas que se desarrolló a principios de 1797 frente al cabo San Vicente, localizado en el extremo occidental de la costa portuguesa. En aquel momento, España se encontraba aliada con Francia por medio del Tratado de San Ildefonso, comprometiendo al país peninsular a declararle la guerra a Inglaterra.

Ilustración de la Batalla del Cabo San Vicente

La escuadra española, compuesta por unos 32 buques, partió desde Cartagena en dirección a Cádiz para enfrentarse a la escuadra inglesa. Entre los barcos españoles se encontraba el que por aquel entonces era el mayor navío de línea del mundo, el Santísima Trinidad, buque insignia de la flota que será hundido en la Batalla de Trafalgar en 1805.

La escuadra británica por su parte, estaba compuesta por unos 18 navíos comandados por el almirante John Jervis. Estos habían interceptado a la flota española que se trasladaba al puerto gaditano y se preparaban para el confrontamiento.

Navíos británicos en la batalla

Pese a que los españoles tenían ventaja de 2 barcos a 1 contra los británicos, los navíos hispanos se encontraban divididos en dos grupos mal dispuestos para combatir, mientras que los ingleses conservaban una formación en línea, que les permitió optimizar el uso de sus cañones e impedía a los navíos españoles usar los suyos, a la vez que impedía que la flota hispana huyera de Cádiz.

La batalla se saldó con una derrota española. De los 24 navíos hispanos, 7 entraron en combate, llegándose a perder 4 de ellos, e incluso se pudo llegar a perder el buque insignia, el Santísima Trinidad, de no ser por la actuación del Infante don Pelayo, que acudió en su ayuda cuando ya había arriado la bandera, y amenazó con cañonearlo si no volvía a levantar el pabellón.

    El Infante don Pelayo acudiendo en ayuda del Santísima Trinidad

Rendición del navío San José

En esta batalla, la escuadra británica demostró que pese a hallarse en inferioridad numérica, la disciplina y el entrenamiento de sus marinos eran cruciales para convertir a la Royal Navy en un arma de guerra imbatible.

Real Fuerte de la Concepción

El Real Fuerte de la Concepción es una fortificación española del siglo XVII, situada en la provincia de Salamanca a escasos metros de la frontera con Portugal. Se construyó durante la Guerra de Restauración portuguesa, y fue reconstruido décadas más tarde. Durante la Guerra de la Independencia fue volado y abandonado hasta su reconstrucción parcial a principios del siglo XXI.

Patio de armas del Fuerte de la Concepción

Tras la firma del Tratado de los Pirineos (1659) entre Francia y España, los ejércitos españoles trataron de recuperar la corona portuguesa, que se había perdido en 1641 en la Guerra de Restauración portuguesa. 

Para intentar la invasión del país luso, se concibió la idea de levantar un fuerte que sirviese de base al ejército. Sin embargo, tras el fracaso de la invasión al país vecino, se ordenó la demolición del fuerte.

Mapa del fuerte

Entre 1730 y 1735 se volvió a prestar atención a este enclave para establecer una línea de fortificaciones que contrarrestasen las plazas fuertes lusas tales como Olivenza, Elvas y, sobre todo, Almeida. Aprovechando los restos y las excavaciones ya existentes, se comenzaron los trabajos de construcción del definitivo Fuerte de la Concepción.

El fuerte permaneció poco tiempo completo. Con el comienzo en julio de 1810 de la invasión de Portugal por parte del general Masséna, el destacamento del ejército inglés que lo ocupaba decidió volar el fuerte de acuerdo a las órdenes recibidas por el general Wellington. El fuerte resultó muy dañado, derribándose las esquinas de los baluartes y partes de los revellines, aún así, resistió el bombardeo y a las minas y su estructura general quedó en pie.

Maqueta del fuerte

Escudo de armas presente en el fuerte

Tras ser destruido, el fuerte fue abandonado durante cincuenta años, siendo convertido en cantera por los habitantes de la comarca, hasta que, tras unas obras de reacondicionamiento entre 2006 y 2012 se abrió al público convertido en hotel y restaurante. De hecho, esta obra recibió en 2014 el premio a la mejor restauración de un edificio militar en España.

Toma de Guam

La Toma de Guam, tuvo lugar en el marco bélico de la Guerra del 98, siendo el acto menos sangriento entre las dos naciones beligerantes, Estados Unidos y España, durante la guerra.

Titular de un periódico sobre la toma de Guam

Esta isla del Pacífico, que permanecía bajo control español desde 1565, se había convertido a finales del siglo XIX en una posesión olvidada en la que únicamente estaban destacados 54 combatientes y 4 oficiales, insuficientes para defender el enclave y más teniendo en cuenta la escasez de armamento y munición española, y la falta de noticias llegadas de la metrópoli, que no se había preocupado de informar al destacamento de Guam de la declaración de guerra estadounidense.

En junio de 1898, el buque estadounidense USS Charleston hizo acto de presencia en las inmediaciones de la isla, llegando a efectuar sendas andanadas contra la isla, fallando dado la inexperiencia de la tripulación americana. Los españoles interpretaron los disparos como salvas de cortesía, por lo que prepararon un bote para dirigirse al navío americano para conversar con el oficial.

Mapa de la isla de Guam

USS Charleston en Guam

Fueron recibidos de forma muy cortés en el buque americano por el capitán del mismo, Henry Glass, que no salió de su asombro al descubrir que los españoles destacados allí no tenían noticia alguna de la guerra entre ambos países, por lo que tuvo que pasar el mal trago de informarles de dicha noticia.

Tras comunicar a los representantes españoles las fuerzas a su cargo, pidió a estos que se lo comunicaran al gobernador de la isla, para que este decidiese si plantar cara al enemigo o rendir la plaza sin combatir.

Henry Glass, capitán estadounidense

Finalmente, triunfó la lógica ante la imposibilidad de defender la isla ante un ejército tan numeroso y mejor pertrechado. Al día siguiente de la llegada americana a la isla, se reunieron los representantes de ambos contendientes para determinar los términos de la rendición española. Tras esto, los oficiales fueron detenidos y hechos prisioneros de guerra, para a continuación desarmar a la guarnición española e izar la bandera estadounidense. De esta forma llegaron a su fin más de tres siglos de presencia española en la isla.